Tlali era un joven entusiasta, y un día en el que tenía mucho trabajo conoció a Xochitl. y ambos quedaron prendidamente enamorados uno del otro.
Nadie sabía que tanto platicaban, sus caras se llenaban de color al oír la voz del otro; y la alegría parecía ser su único lenguaje. Como todas las parejas peleaban y se enojaban, casi siempre sus pleitos surgían por tonterías, después de cada pleito se contentaban y volvían a ser los mismos que eran antes.
Así vivieron durante muchos años. Hasta que un día ella decidió terminar con el amor. Descubrió el amor en otra persona. Tlalli escucho las razones de ella, el no tuvo más opción que dejarla ir.
Durante muchas noches de luna, Tlalli subía a la parte más alta del lugar donde vivía. Lloraba y le rogaba a la luna que ella fuese feliz. Una noche en la que Tlalli subió a llorarle a Xochitl la luna se compadeció de él. Tlalli comenzó en sollozos su oración y las lágrimas de Tlalli no caían al suelo, sino subían hacia el fulgor de la luna. La luna con su brillo formo un cristal con esas lagrimas, después le entrego el cristal a Tlalli y le pidió que viera en su corazón; Tlalli miró dentro de sí y vio el gran amor que sentía por Xochitl, la Luna le pidió que se lo sacase y lo pusiera dentro del cristal.
Tlalli no sabía como hacer esa tarea, y la luna le explico que pusiera la mano sobre su pecho; Tlalli así lo hizo y un gran brillo salió de repente, y se deposito en el cristal. Tlalli se había convertido en ese brillo y la luna lo elevo hasta los cielos.
Durante las noches del mes de diciembre. Brilla una estrella más que los otros astros, esa luz es Tlalli protegiendo a su amada. Desde los cielos la contempla y la ama; y pide a su Dios que ella sea feliz.
Los poetas saben que las estrellas son amores que se elevan a los cielos. Escuchan las historias que las estrellas les ofrecen; y de ahí se inspiran para escribir sus poemas.
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