Es una noche romántica, escucho la lluvia golpeando el vidrio de la ventana. El sonido del caer del agua contrasta con el de mi pecera, pero por instantes parecen mezclarse formando un sonido armonioso y unísono. Me siento intranquilo, me paseo por el cuarto de derecha a izquierda. Me postro frente a la ventana y contemplo la calle, apenas y se aprecia una leve luz de luna
¿Qué haces cuando el amor no te deja dormir y solo das tumbos alrededor de tu habitación pensando en el nombre de ese ángel que sin duda te ha robado el sueño?
En noches como esta, es cuando mi corazón se empapa de nostalgia. Es una tristeza sana y por ende deliciosa. Mi tristeza en esta ocasión se vuelve voz, ¡no pude negarme a hablar! Y pronuncio una frase muy chiquita ya que solo se compone de dos palabras, pero sin duda es muy emotiva:
Te extraño
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